-Hija, no prestes atencion a Sharon, ve vamos a comprarte unos nuevos. Me dijo mama alandome del braso.
-Segura? Pregunte, aunque sabia que me diria que si, siempre lo hace.
Si, vamos.
Atravezamos la puerta ignorando a el resto de mi estupida familia, todos unos fracasados raros. Mama me condujo al almacen de Prada en su camioneta Porsche. Al llegar a ese paraiso de sedas, satines y zapatos de cuero italianos, esto me hizo olvidar del altercado con la monja.
-Penelope. Me saludo el vendedor, ya me conocian, lo consideraba mi segundo hogar, mi lugar de relajamiento.
Si, estoy buscando unos zapatos de cuero negro de la ultima coleccion.
-Ya mismo.
Despues de un tiempo el vendedor volvio, senti como que trajeran a mi hijo recien nacido.
-OHHHHHHHHHHHH, esos estan hermosos, pero estos tabien,AHHHHHHHHHHH y esos, que hare en esta situacion, no me puedo decidir. No pueden obligar a una madre a escoger a uno de sus hijos. Pense.
-Hija, nos los llevamos todos. Dijo mama con aquella cara manipulable que amaba ver.
-Gracias mama. Respondi finjiendo la emocion, ya sabia que aceptaria, quien me negaria algo?Pense de nuevo.
-Son 15 mil dolares. Dijo el vendedor.
Mi mama le dio la tarjeta de credito y pago. Era poco para ese tesoro.
Pagamos y salimos del almacen con tres hermosas bolsas que parecian un cuadro de Da Vinci.
El camino fue muy corto, o almenos eso me parecio, ya que no podia parar de observar mis HERMOSAS bolsas Prada. Llegamos a casa y subi a mi cuarto.
-Es el colmo. Canto Sharon con su celos de monja.
-Estupida. Dije como diria a un perro.
-No van a empezar. Nos dijo Alyson.
-Si Hermatonta tienes razon, por eso me mudo de cuarto, asi la monja no se tenta por mis hermosas piesas de arte PRADA. Le respondi a ambas.
-Mama, Papa, Me independizo! Grite.
Ambas me miraron asombradas mientras sacaba todas mis cosas y destruia las de ellas. Me demore un par de horas basiando mi armario, pero al terminar sali hacia la pieza de huespedes.
-Por fin te largas, ahora es una sona libre de perras. Dijo Sharon mientras salia.
Entre de nuevo, tome su ropa y la lance por la ventana.
-Tragatelo monja!!!
Textee a mis amigas para que vinieran a ayudarme a arreglar mi nuevo cuarto. Ellas no demoraron en llegar, pasamos horas organizandolo y hablando mal de mis hermatontas. Al fin terminamos y Agatha y Rebbeca se regresaron a sus casas, no soportaban a mis hermatontas, ni siquiera yo sabia como me las aguantaba.
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